Una rémora para la reconciliación

Tras la desaparición de ETA en 2018 la verdad se abre camino pero, todavía en 2022, DIARIO DE NAVARRA la silencia y humilla a las víctimas de la tortura, a los supervivientes y a aquellos que, como Antonio Goñi o Mikel Zabalza, no sobrevivieron.

El 1 de marzo de 2002, cuatro navarros fueron encarcelados acusados de ser militantes de ETA y de haber matado a José Javier Múgica, concejal leitzarra de UPN. Los espeluznantes testimonios de las torturas que sufrieron a manos de la Guardia Civil estremecieron al independentismo ante el consentimiento de gran parte del arco político y la sociedad navarra. Dos años más tarde fueron liberados. Les retiraron la imputación de asesinato y, finalmente, ante el riesgo de una condena mayor, aceptaron ser condenados a dos años de cárcel por “colaboración con banda armada en grado de tentativa”.

El viernes pasado dos de ellos, Ainara Gorostiaga y Jorge Txokarro, intervinieron en el Parlamento en calidad de integrantes de la Red de Personas Torturadas de Navarra. Según declararon en su intervención, la red ha censado 990 casos de torturas durante las últimas décadas. Las víctimas ascienden a 822, algunas de las cuales han sido torturadas más de una vez. El censo no está cerrado y la red espera recoger más casos. En una demostración de generosidad y compromiso con la paz y la reconciliación, no pidieron cárcel para los torturadores, tan solo una investigación oficial independiente que permita esclarecer los hechos con los siguientes objetivos: reconocimiento, reparación y garantías de no repetición.

Las intervenciones de los partidos fueron en distintas direcciones, pero ninguno de ellos puso en duda la existencia de la tortura, algo novedoso en el panorama político navarro. Hay que recordar que, durante décadas y de forma sistemática, la inmensa mayoría del arco político navarro dio por falsas las denuncias de torturas y alabó sin fisuras la labor de las FSE. Al finalizar el pleno, los integrantes de la red se mostraron satisfechos.

Ese mismo día, ‘Diario de Noticias’, ‘Naiz’ y ‘Berria’ publicaron la noticia en sus medios digitales y al día siguiente lo hicieron en sus ediciones impresas, siendo el titular principal de la portada de ‘Gara’ del sábado. En DIARIO DE NAVARRA, en cambio, nada. Silencio. No mereció ni siquiera un breve espacio entre las noticias del digital. Significativo.

De quien sí se ha acordado el diario de Cordovilla es de la Guardia Civil, uno de los cuerpos responsables del millar de casos de tortura denunciados por la red. En efecto, el martes de la semana pasada el instituto militar celebró su 178 aniversario y DIARIO DE NAVARRA le dedicó media página totalmente aséptica, sin el mínimo atisbo de crítica o denuncia, en la que básicamente hizo de altavoz de la Guardia Civil.

DIARIO DE NAVARRA, tan sensible con otras víctimas, silencia a los centenares de navarros y navarras víctimas de la tortura y blanquea a los cuerpos policiales que los sometieron al infierno. Siempre lo ha hecho. El viernes pasado, en un hilo de Twitter Mikel Soto, detenido en 2002 junto a Gorostiaga y Txokarro, nos recordó, sin pretenderlo, el papel que desempeñó el diario de Cordovilla en relación a la represión del independentismo vasco: fue otro engranaje más en la gran maquinaria de Estado que hizo posible la tortura sistemática durante décadas. Siempre cubrió a las FSE y a los jueces de la Audiencia Nacional, nunca a aquellos que denunciaron haber sido machacados en comisarías y cuarteles. Tras la desaparición de ETA en 2018, la verdad se abre camino pero, todavía en 2022, DIARIO DE NAVARRA la silencia y humilla a las víctimas de la tortura, a los supervivientes y a aquellos que, como Antonio Goñi o Mikel Zabalza, no sobrevivieron.

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La paz y la reconciliación avanzan despacio en el viejo reino y parte de la responsabilidad es de DIARIO DE NAVARRA, que sigue apostando por el apartheid de la Navarra que desea una profundización democrática y una superación de este régimen que ha permitido la abominación de la tortura al servicio del Estado. Y este apartheid incluye hasta a los centenares de navarros torturados que reclaman ser reconocidos.