Con el título “¿Tiene sentido declarar zonas tensionadas?” aparece un artículo en la sección “Opinión” del ejemplar del Diario de Navarra, correspondiente al 24 de octubre, firmado por Concha Osácar Garaicoechea.
Desde luego que el tema de la vivienda es de plena actualidad y su tratamiento puede ser objeto de muchos puntos de vista. Por supuesto que el Diario de Navarra no va a prestar sus páginas a los sindicatos de inquilinos, a la Plataforma de Personas Afectadas por las Hipotecas, o a las asociaciones vecinales de barrios gentrificados.
En su línea de constituirse en portavoz de la derecha y de los sectores más reaccionarios y del poder económico, quienes plasman su opinión en sus páginas son siempre las elites sociales que defienden sus intereses particulares frente a la mayoría social. En este caso, la articulista se presenta como socia de Azora y miembro de Institución Futuro.
¿Qué es Azora? En su autopropaganda se presenta como una empresa “dedicada a imaginar el futuro, anticipando los grandes cambios que transformarán nuestra manera de vivir, trabajar y disfrutar. Identificamos megatendencias y desarrollando estrategias de inversión que se beneficien de ellas, ofreciendo a nuestros inversores un rendimiento superior ajustado al riesgo”
Detrás de esta pomposa y hueca palabrería se esconde una pura y dura empresa de inversión en viviendas que, en la actualidad, se encarga de gestionar para terceros una cartera con más de 11.000 inmuebles en el Estado español.
Entre quienes le confían la gestión de sus carteras inmobiliarias figuran grandes fondos buitres como George Soros, Fidelity, Cohen &Steers, Goldman Sachs, CBRE Global Investors, Axa Investment Management, Paulson& Co y Bank of Montreal.
En su día Azora tuvo relaciones con el famoso fondo buitre Blackstone, convertido en el principal casero del país. Y que en 2013 adquirió al Ayuntamiento de Madrid, con Ana Botella como alcaldesa, 1.860 viviendas, 1.797 plazas de garaje y 1.569 trasteros, todos de propiedad pública, por un precio muy inferior al nominal. Duplicando el precio de los alquileres, y expulsado de sus viviendas a miles de inquilinos que no pudieron hacer frente a la subida de los precios.
Esta es la gentuza con la que trabaja Azora y en cuyo beneficio dice que desarrolla estrategias de inversión, que no son otra cosa que medidas especulativas y de incremento de beneficios a costa de hacerse con inmuebles a precios bajos y subir descaradamente los precios de los alquileres, ejerciendo de auténticos usureros.
En cuanto a imaginar el futuro, no es que puedan vanagloriarse de gran cosa, pues no tuvieron mucho ojo en prever el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, con sus consecuencias para la banca que necesitó el rescate con ayudas públicas (en ese caso sí que es necesaria la acción pública) y el aumento de los desahucios que no tuvieron esa suerte.
Y no hablemos de la Institución Futuro que aglutina a los más florido de la derecha navarra, defensores a ultranza de medidas sociales y económicas neoliberales, y que cuenta en el Diario de Navarra con su mejor medio para expresar su reaccionaria ideología.
Por supuesto que resulta lógico que alguien que juega en esos equipos de la primera división de los grupos financieros e inversores, se muestre contraria a cualquier medida que suponga frenar o topar los precios de los alquileres, y por lo tanto de la declaración de zonas tensionadas en nuestras localidades.
La solución al problema de la vivienda, para esta gestora de grandes propiedades inmobiliarias, solo puede venir por el aumento del parque inmobiliario mediante la construcción de nuevas viviendas. Para ello sí es necesaria la intervención pública, pero solamente para recalificar suelos convirtiéndolos en urbanizables para ponerlos a disposición de la promoción privada.
Su punto de partida es contemplar la vivienda como un negocio, como un nicho de inversión, como un objeto susceptible de generar una suculenta renta. Pura ideología capitalista que confronta los derechos de las personas con los intereses de una minoría que detenta el poder social y económico.
Las soluciones no pueden venir por quienes son las causantes del problema. Es como si se pusiera al zorro a cuidar el gallinero.
El punto de partida para encontrar soluciones reales a este problema tiene que partir de otros supuestos muy distintos a los de la señora Osácar, la empresa Azora, la Institución Futuro y el Diario de Navarra.
La vivienda es uno de los requisitos elementales para tener unas mínimas condiciones de vida digna. De hecho es uno de los derechos fundamentales reconocido por la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada por las Naciones Unidas en 1948.
Sin embargo, el traslado de la consideración de la vivienda como derecho, a su tratamiento como mercancía y nicho de negocio capitalista, es el origen de que el acceso a la misma sea uno de los primeros problemas presentes en nuestra sociedad. Y que una gran parte de la población tenga auténticos problemas para vivir, en propiedad o en alquiler, en un hogar en condiciones económicas que no sean draconianas, cuando no imposibles.
De ahí la importancia y la obligación de los poderes públicos de llevar a cabo medidas de protección de ese derecho fundamental. Medidas que, muchas veces, colisionan con la existencia de un modelo económico, en donde priman quienes buscan rentas por poseer cosas, es decir por ser propietarios, en este caso de viviendas.
En el Estado español, la presencia de grandes fondos de inversión que controlan cada vez más terrenos donde construir con la mayor rentabilidad posible y mantener constantes subidas de los precios de venta y alquiler de viviendas, cohabita con la persistencia de rentistas particulares propietarios de un buen número de viviendas en un alquiler desregulado y sometido a las (no)reglas del mercado libre, y a las prerrogativas de la propiedad privada.
La declaración de zonas tensionadas es una medida que puede ser cuestionada, no por lo que dice la señora Osácar, sino por lo limitado de su contenido. Es preciso el control de todos los precios de alquileres, no solo en unas determinadas zonas. Es necesario expropiar (sin ningún temor a usar esa palabra) a los grandes propietarios de viviendas. Hay que poner en marcha cooperativas de viviendas, propiciando la construcción autogestionada de inmuebles. En definitiva es necesaria que las instituciones públicas lleven a cabo programas de intervención radical con el objetivo de sacar el hogar de la propiedad privada y del mercado, tratándolo como un derecho de todas las personas. Concepto totalmente ajeno a la señora Osácar y al Diario de Navarra.
*Los vulpinos son una tribu de mamíferos carnívoros incluidos en la familia de los cánidos. Se conocen comúnmente como zorros o raposas.