Publicaba recientemente Dulanz en Diario de Navarra una columna titulada “¿El TAV? Que 30 años no es nada”, donde decía: “Está pasando en esta tierra. Por acción (más bien falta de ella), desidia o conformismo, Navarra se queda atrás en infraestructuras. Miren el TAV. Bueno, imaginen, porque a ese ni se le ve ni se le espera. 30 años después de que el Estado lo proyectara aquí no ha llegado ni el 10% de la obra”.
En otro artículo firmado por el mismo Dulanz titulado “Bildu y Contigo y las churras con merinas” decía: “Como el que oye llover. Bildu y Contigo siguen empeñados en su rotundo rechazo al Tren de Alta Velocidad (TAV). Y lo que es peor, les importa un bledo las explicaciones y argumentos de los colegios profesionales y de ingenieros…” Como si estos no tuvieran intereses en el tema.
No son escritos aislados; Para Diario de Navarra la construcción del TAV forma parte de su ADN, muy semejante a la construcción de la segunda fase del Canal de Navarra. No hay más que entrar en internet y buscar información sobre el TAV y ese medio.
Lo que evidencia la insistencia de DN por que se realice el trazado del TAV, es que parte de un concepto antidemocrático. Pregunto ¿Quién ha pedido el TAV? Las clases adineradas que lo podrían usar. ¿Quiénes lo están pagando a escote? La ciudadanía que lo más probable no lo use nunca.
Aquí se prostituye el concepto de Democracia, que significa que las decisiones políticas deberían emanar de la mayoría de los ciudadanos… y en el tema del TAV no es así. Un ejemplo ilustrativo: Imaginemos que el propietario de una finca o empresa contrata un director para que la dirija y administre. Y éste en vez de llevar adelante las decisiones del propietario, hace caso omiso de las mismas y la gestiona a su voluntad, causando grandes pérdidas al propietario. Naturalmente el propietario lo pondría de patitas en la calle, pero con el TAV no.
Ni los argumentos a favor del TAV de los colegios profesionales y de ingenieros que cita Dulanz, ni los de las constructoras, banqueros y demás empresas interesadas en que construya, pueden pasar por encima de la voluntad de los propietarios, que somos los ciudadanos y que no se nos hace ni caso.
El trazado del TAV después de 30 años de enfrentamiento de los promotores con la ciudadanía, es un proyecto sin sentido y así lo han manifestado numerosos economistas, científicos y ecologistas, al considerarlo un proyecto elitista, antiecológico e insostenible social y económicamente. Además nunca se ha realizado el imprescindible debate social con alternativas diferentes al modelo de movilidad propuesto, que favorezcan a la sociedad en su conjunto… lo que demuestra el talante antidemocrático de nuestros gobernantes.
Diario de Navarra defiende la construcción del Tren de Alta Velocidad, porque es el medio que a nivel informativo defiende los intereses de los constructores en Navarra y de paso los suyos propios al margen de la ciudadanía. Lo mismo que UPN defiende los mismos intereses en el Parlamento. No nos coge de sorpresa ya que está en línea con su trayectoria antidemocrática que emprendió en 1936 al apoyar el levantamiento fascista.