La matraca de Chon

Joseba Asiron analiza el estilo y fondo de los contenidos creados por esta columnista habitual de Diario de Navarra. Poniéndolos en el contexto del medio y rebatiendo con sendos datos. Contundente escrito que Joseba publicó en redes sociales.

Debe de ser muy duro eso de querer firmar como “comentarista política”, y tener que ser capaz de pontificar, como si del más sabio miembro del más erudito Sanedrín se tratara, hoy de movilidad, mañana de urbanismo, pasado de economía y al otro de judicatura, cuando en realidad no tienes mucho más conocimiento de esos temas que la media de las personas que van a leerte, pero no quieres que se note demasiado. Cuando, realmente, nadie sería capaz de reproducir la brillante trayectoria, las publicaciones, los ensayos, la participación en foros especializados ni los méritos académicos o profesionales que te han llevado a contar con tribuna asegurada en Diario de Navarra.

Pero Chon ha encontrado la fórmula perfecta para conseguirlo: sacudir estopa. Zumbar a diestro y siniestro y, a falta de otros méritos, ser la persona capaz de expulsar mayor cantidad de bilis por centímetro cuadrado. Porque sabe que, mientras sea capaz de mantener ese curioso record, el periódico donde escribe no le va a pedir profundos análisis ni enfoques innovadores. La única condición, tratándose de Diario de Navarra, no puede ser otra que zumbar a los que hay que zumbar, y callar sobre lo que hay que callar. Así ha venido funcionando el tema desde 1903…

Debe de ser por eso que, justamente en la semana en que Navarra Suma ha recibido un durísimo varapalo judicial, en su intento de aprovechar el COVID19 para eliminar los Equipos Preventivos que trabajan en los barrios, Chon se detiene, por enésima vez, en hacer su personal “hit-parade” de los varapalos que EH Bildu recibió en la pasada legislatura. Fundamentalmente los referidos a Ikurriñas, Euskara y Okupas. Tal cual.

A Chon el hecho de que Navarra Suma haya querido esconderse en la gestión del Virus para eliminar a los Preventivos debe de parecerle una chorrada, igual que le parece una chorrada que Navarra Suma ni siquiera cumpla lo que queda de una Ordenanza del Euskara ya de por sí mutilada y desnaturalizada por ellos mismos. ¿Que el alcalde Maya incumple la norma, invisibilizando el euskara en los soportes municipales? Le da igual porque, más allá incluso de la euskarafobia que comparte con el propio alcalde, en el cursillo de “comentarista política” no debió de haber una asignatura dedicada a los derechos lingüísticos de las personas. Ni a la minorización política de las lenguas. Ni al hecho de que a los euskaldunes de Iruñea se nos quiera reducir a la categoría de extranjeros en nuestra propia tierra, dando al euskara el mismo tratamiento que se da al francés o al inglés.

Por eso, que EH Bildu denuncie dicho incumplimiento en los tribunales le parece un una manera de perder el tiempo con tontadas. Y lo dice cinco líneas antes de enumerar, con evidente alborozo, todas las veces en las que UPN confió (y consiguió) ganar en los tribunales lo que había perdido en las urnas. Mirabile dictu, oigan.

Y dedica una buena parte de su traca final a quien esto escribe, para decir que incumplí la “promesa” de volver a dar clases si no salía elegido alcalde. Chon sabe que esa “promesa” no existe más que en su cabeza, no esperen que aporte datos ni hemeroteca, su trabajo no consiste en ser ecuánime ni veraz. Igual que cuando afirma que me agarro al sillón “como una lapa”. Debe de ignorar que me aferro tanto al sillón que tras las elecciones renuncié voluntariamente a un 33% de jornada (y de sueldo) en el Ayuntamiento para volver a dar mis clases de Historia del Arte en mi puesto de trabajo de siempre. Porque me apetecía y porque me lo pedía el cuerpo. Como ignoró en su momento que antes de acceder en 2015 a la alcaldía rebajé el sueldo de alcalde en un 17%, renunciando de paso a las suculentas (suculentísimas) dietas por pertenecer a organismos municipales. Tanto las dietas que se cobraban “correctamente” como las que UPN cobraba de manera opaca, subrepticia.

Pero claro, Chon sabe muy bien que ese no es su trabajo. Su trabajo para poder seguir firmando como “comentarista política” consiste en repetir como si de un mantra se tratase los eslóganes de la derecha, de una manera directa y fácil de comprender, repitiéndolos cuantas veces sea necesario y sazonándolos con buenas dosis de bilis. Ella ya tiene su matraca, conoce muy bien lo que quiere el patrón. Y la verdad, si eso, ya la contarán otros.