Con toda seguridad, el infumable escribano habrá tenido que echar mano del Elhuyar (diccionario de Euskera Online), para encontrar el vocablo “agur”, dada la fobia que el político derechista profesa a la “lengua navarrorum”.
Curioso personaje este del Burgo, que se auto presenta como jurista, foralista, expresidente del Gobierno de Navarra, historiador, político, escritor, polemista, conferenciante…, y entre tanto trajín encuentra tiempo para ejercer de repartidor de sobres con dinero para sus correligionarios del PP en Navarra.
Defensor, entre otras muchas causas (todas ellas de contenido reaccionario), de las tesis de la autoría de ETA de los atentados del 11 de marzo de 2004, o del golpe fascista de 1936.
Últimamente se ha distinguido por la defensa a ultranza de su amigo Martín Villa. Lo que le llevó, ante su procesamiento en la querella argentina por, entre otros, los sucesos de sanfermines de 1978, a mandar una carta a la jueza María Servini solicitando la inmediata revocación de la imputación a su colega, por ser radical y absolutamente falsa la acusación de haber cometido crímenes de lesa humanidad.
Auto presentado como testigo (desde el balcón de su casa, a buen cubierto) de aquellos sucesos, afirma que la acusación de su colega es una calumnia aberrante y que todo lo ocurrido fue fruto de unas ordenes mal interpretada.
Pues bien, ahora el personajillo, ante el planteamiento en el Parlamento de Navarra de actualizar el Fuero para adecuarlo a los nuevos tiempos, se coloca el manto de vidente y vaticina que todo obedece a una maniobra contendida en el “pacto secreto entre Sánchez y Bildu” para conseguir que Navarra forme parte de Euskal Herria.
Con ello el augur nos advierte que “pasaríamos a depender de un Estado extraño”; que “el batua sería la única lengua oficial”; que tal vez necesitaríamos “pasaporte para cruzar el Ebro”, o que “seríamos extranjeros en Madrid”… y otras lindezas por el estilo, rezumando todas ellas una categoría intelectual al nivel de los primeros homínidos.
Oculta del Burgo, por interés propio, que la LORAFNA fue producto de una exclusiva y excluyente negociación entre la derecha del Gobierno central, la derecha navarra y el PSOE. No fue un pacto entre iguales, sino un estatuto uniprovincial, con menos competencias que, por ejemplo el de Euskadi (orden público, tráfico…). Que nunca se informó de la marcha de las negociaciones, y que, además, se escamoteó al conjunto de la sociedad navarra el derecho a pronunciarse.
Se mofa este “demócrata de toda la vida” de la Ponencia constituida para la actualización de la norma, y que espera consultar con casi cien personas (entre ellas el propio del Burgo), amenazando con no acudir (¡¡¡), pero, por si acaso anuncia que no es partidario de una reforma de calado (el utiliza el termino integral) de “nuestra constitución foral” (Sr. Del Burgo, no sea demagogo y no juegue con las palabras, que constitución sólo hay una: la española. La LORAFNA es un estatuto de autonomía), y lo que si reformaría serían los artículos 6 y 9.
¿En qué sentido intervendría en esos artículos? Pues en el 6º para añadir que nunca en Navarra tengamos una presión fiscal superior a la media del Estado. En clara defensa de las clases pudientes y empresariales. Lo que viene a mostrar la orientación clasista burguesa que embadurna toda la ideología de este adalid del más rancio navarrismo.
Y en el 9º para impedir que el euskera se extienda en la Comunidad Foral. Mostrando, una vez más que padece de una aguda euskara fobia.
Para reafirmar su odio a la lengua original de Navarra, el demagogo del Burgo pasa por encima de pruebas de tanto peso sobre la preexistencia del euskera sobre al castellano en nuestra tierra, como la mano de Irulegi. En cambio hace referencia a que el Fuero General del Reino de Navarra de 1238 está redactado en romance, al igual que el Privilegio de la Unión de los Burgos de Pamplona de 1423.
Obvia, el falsario, que el Fuero General de 1238, fue redactado en el reinado de Teobaldo I, que no era navarro sino francés, y que los juristas y secretarios de los monarcas navarros como Carlos III, cuando se redacto el Privilegio de la Unión, provenían de Castilla, y los textos legales se redactaban en latín y en romance para su más amplio conocimiento.
Siguiendo su lógica, y aplicada, por ejemplo, a la constitución de los Estados Unidos de Norteamérica redactada en inglés, la lengua de los colonizadores, tendríamos que concluir que ésta es la lengua original de los EEUU y negar la existencia mayoritaria y extendida con anterioridad, de otras lenguas propias de los pobladores originales.
Para del Burgo no son necesarios más retoques a “su pequeña constitución foral”, ni lenguaje inclusivo, ni avances en igualdad e inclusividad, ni nuevas competencias, ni mejoras en cuanto a participación de la ciudadanía, ni más democracia, ni más soberanía para combatir la pobreza, la emergencia climática, la crisis social y energética, la violencia machista… Únicamente es necesario que las clases adineradas paguen menos impuestos y que el euskera desaparezca.
El 10 de febrero de 1999 el exconcejal del ayuntamiento de Iruñea durante tres legislaturas, Miguel Ángel Muez Ororbia dirigía una carta abierta al Sr. del Burgo, en la que terminaba con esta frase: “Mire al espejo y cállese, ¡por amor de Dios!”
Pues eso, del Burgo, guarde sus burradas para las sobremesas con sus amigos del PP y del Diario de Navarra.