Huarte: Empresario con medalla

Diario de Navarra ha desplegado su maquinaria narrativa para vanagloriar la figura de Félix Huarte. Entre los muchos artículos uno firmado por Miguel Sanz. Queremos recordar aquí detalles obviados en el mismo y hacer un ejercicio de justicia con la memoria de las víctimas y esclavas del franquismo que sufrieron su barbarie. Por ejemplo, en la obra de Cuelgamuros, Valle de los Caídos: cárcel, campo de exterminio y campo de trabajo forzado a cielo abierto a la vez

Ha sido Miguel Sanz uno de los que, en tropel, han salido a alabar las bienandanzas del empresario Félix Huarte, fallecido (1896-1971). ¿La excusa?. Una medalla más o menos, (en este caso menos) en su palmarés empresarial. Desde Madrid se le ha retirado la Medalla de Oro del Mérito al Trabajo, concedida en el año 1965 por el Gobierno de la Dictadura franquista, siendo vicepresidente de la Diputación Foral de Navarra y recibida a manos del Ministro de Trabajo Romeo Gorria.

El autor elogia de forma superlativa la impoluta trayectoria profesional y emprendedora del señor Huarte, y le hace merecedor de todas las medallas por la construcción de las obras más emblemática llevadas a cabo por su empresa. Añade, además, que lideró la industrialización y la reforma educativa. Ayudó también, señala, a realizar el gran paso de una economía agraria a la industrialización abierta a los nuevos retos que implicaban los Planes de Desarrollo. Todo ello en beneficio de Navarra y sus miles de trabajadores que gracias a él encontraron trabajo. (No menta las condiciones laborales y represivas del momento laboral, especialmente en la construcción, buque estrella de sus inversiones).

Se pueden contar muchos merecimientos más en el terreno en el que desarrolló su actividad empresarial, especialmente en el cemento y en la creación de grandes empresas, que no solo tuvieron como geografía a Navarra, sino que se extendieron por todo el Estado, y muy específicamente en la capital, Madrid.

Únicamente le ha faltado un pequeño detalle en toda la cronología laudatoria que relata por el ex-líder del partido conservador, y tiene, además que ver con su trayectoria empresarial. Y, también  por  casualidad, es la causa por la que no se le puede considerar merecedor de ninguna medalla del mérito. Es la causa, precisamente, por la que se le retira una condecoración que no debió de ser concedida y si lo fue, se debió a que fue la propia dictadura, quien la impuso. Esta conducta ignominiosa es la utilización de mano de obra esclava y prisionera en una de las obras más emblemáticas y crueles de la Dictadura franquista, y más en concreto, del propio dictador, pues allí pretendió que enterrasen sus restos. La pretenciosa y fastuosa obra de Cuelgamuros, Valle de los Caídos, realizada para mayor gloria del dictador y sus compinches, y con todas las bendiciones y apropiaciones de la Iglesia Católica, se realizó añadiendo a la explotación laboral típica de las empresas “Huarte” en época de Dictadura, la esclavización de los prisioneros políticos para la realización de esos trabajos. Fue, mientras duró la obra, una cárcel y una campo de exterminio y trabajo forzado a cielo abierto, donde miles de luchadores antifascistas sobrevivieron en condiciones infrahumanas, pero también donde muchos de ellos perdieron la vida. Mientras, el prócer navarro engordaba sus negocios por el mayor desarrollo industrial de Navarra.

La total impunidad con los delitos de lesa humanidad cometidos bajo el franquismo es tan grave, y sus defensores tan osados y crueles, que la mera reclamación de justicia para los crímenes internacionalmente calificados como de lesa humanidad, que nunca han sido juzgados, hace saltar los rayos y truenos dialécticos, a quienes representan la defensa de la Memoria fascista y franquista.