Lo manifiestan a su manera en comandita el publicista y el firmante aparentando decir una cosa para que se entienda lo contrario, esto es con el arte de la mentira a medias. Les preocupa que tras 40 años no han conseguido que en Iruñea se olviden de aquel ataque bestial que sufrió nuestra capital y que además pueda abrir el camino a investigar a otros actuaciones similares de los cuerpos represivos.
Utilizan los actos vandálicos de romper la placa en recuerdo del ataque que sufrió la ciudad para hablar de muchas cosas y procurar mentir o por defecto o por exceso.
Hablan de actos violentos con resultado de muerte sobre los que no hubo ningún esclarecimiento porque jueces y policías no quisieron que se supiera. No hubo verdad justicia y reparación para los jóvenes asesinados en Montejurra, ni para José Luis Cano ni para Gladis, ni para Germán… pero Iriarte soluciona estas carencias manifestando que un demócrata de toda la vida ya denunció en su periódico, el “honesto Ollarra” escribe y con eso ya basta. Que se olviden cuanto antes, le falta decir.
En Nafarroa ninguno de esos hechos ha sido suficientemente investigados ni reparados ni llevados ante la justicia, pero cuando sale alguna investigación la derechona que cursó estudios en la universidad del 36 narra una historia que no tiene ningún valor histórico pero que sirve para tergiversar los hechos y la Historia.
Para ello siempre se prestará el Diario. Así, esto es lo que publican: “Para la izquierda abertzale y la extrema izquierda aquellos infaustos Sanfermines constituyen uno de los jalones narrativos de su particular visión de la Transición en Navarra. Otros de esos jalones serian los sucesos de Montejurra, la muerte de José Luis Cano,ese mismo año y la de Gladys del Estal en el 79.”
A partir de ahí se puede mentir. En el mismo artículo nos habla de un angelito, Subteniente, que formaba parte de los piquetes ultras que pulularon por Iruñea aquel día de mayo del 78 tras el entierro de un militar víctima de una acción de ETA. No murió fruto de una acción armada. Sino de fallo cardiaco pues no se dieron cuenta que tenia una insuficiencia cardiaca al irle a operar para limpiarle la herida. Su muerte fue provocada por una dolencia al corazón al ser operado por segunda vez de un pinchazo en la tripa realizado con un arma blanca, una navaja de bolsillo, por parte de un contrapiquete.
Aquel día los “guerrilleros” salieron y realizaron acciones violentas por las calles. Continuaron por la tarde cuando hubo un intento de asalto a la sede de la Liga Komunista y donde incluso llegaron a disparar algún tiro con armas de fuego. Después, la policía fue a la sede pero no a detener a pistoleros amigos del Subteniente que habían creado pánico en la ciudad, sino a detener y llevarse presos a varias docenas de personas que habían acudido a defender la sede de LKI .
Por supuesto que se simula dolor o indignación al escribir sobre estos hechos en el Diario de Navarra del 1 de septiembre; pero por si acaso no se informa de los asesinatos llevados a cabo por la Guardia Civil en Lakuntza donde murió un concejal de la izquierda abertzale en un control o el doble asesinato realizado por un guardia civil en la sala de fiestas del Bordatxo de Doneztebe donde fueron tiroteados dos jóvenes de Ultzama por un agente del cuerpo borracho. ¿Sabe Iriarte y El Diario algo sobre juicio, sentencia, su cumplimiento o indemnización? ¿En una palabra, sabe algo sobre memoria y reparación de este caso? Se indignan en Cordovilla por la estatua de la Avenida Roncesvalles, pero se olvidan de estos casos de asesinato de dos jóvenes ultzamarras.
La derecha navarra si algo tiene es un pasado muy negro. Solamente se puede mantener en el poder si esconde sus barbaridades pero para ello tiene que tergiversar su propia Historia. Elemento único y especial para engañar es el Diario y sus columnistas a sueldo.
Los de la casta quieren tener siempre la razón y la verdad al examinar la Historia. Cuentan poco, mienten cantidad pero tergiversan todo pues la Historia real les pone en su sitio. Ese sitio es, cuanto menos, muy feo.
Verdad, justicia y reparación es lo que nuestra sociedad necesita para analizar la Historia y construir la convivencia.