Rescatar a Manuel (antes Imanol) Sarobe Oyarzun

Joseba Asiron en este artículo difundido en Redes Sociales responde a Diario de Navarra donde a fecha de 17-IX-2020 se publicó una carta al director en la que, en un habitual tono faltón e irrespetuoso de alguna sección del periódico, el autor de la misma se dedicaba a atacar las figuras del mismo Joseba y su compañero de formación Joxe Abaurrea.

La semana pasada DIARIO DE NAVARRA dio salida a una de esas cartas -una más- en las cuales alguien que asegura conocerme publica todo tipo de detalles sobre mi familia y sobre mi vida privada. Insisto en que no es esta la primera vez. En DIARIO DE NAVARRA se han llegado a publicar datos referidos a mi mujer y mis hijos, y se ha llegado a asegurar, desconozco con qué oscuro objetivo, que nací en Venezuela. Cosa realmente notable, teniendo en cuenta que nunca he estado en dicho país. Mi amatxo aseguraba que nací en Pamplona, y no tengo por qué dudar de ella, puesto que eso mismo es lo que dice mi partida de nacimiento.

En esta ocasión Manuel (antes Imanol) Sarobe Oyarzun, un antiguo vecino del barrio a quien nunca traté y con quien nunca me relacioné, pero que es un habitual en este tipo de encíclicas, realiza todo un recorrido sobre mi vida, desde los tiempos de mi infancia, en tono faltón e insultante, con una suficiencia y una prepotencia dignas del mejor análisis psicológico. Es de valorar, desde luego, el esfuerzo por recabar detalles sobre las creencias religiosas y la ideología de mis padres, sobre los colegios donde estudié, los círculos en los que me moví de txiki, y las universidades donde me licencié y me doctoré. Adjunto la carta y recomiendo vivamente su lectura, porque retrata fielmente… a quien la firma.

Y lo cierto es que a mi me traen sin cuidado los pormenores vitales de Manuel (antes Imanol) Sarobe Oyarzun. Sus andanzas, si va o no a misa, la ideología de sus padres, los colegios y universidades donde estudió, me traen sin cuidado. No tienen absolutamente ningún interés para mí. Sí que recuerdo a un chico del barrio, más bien taciturno, al que parecía que sonreír le costaba un esfuerzo sobrehumano, que esquivaba la mirada cuando te cruzabas con él, y al que parecía que le retirasen la paga dominical por saludar. Y punto, nada más. Jamás vi a Manuel (antes Imanol) jugar ni relacionarse con los otros chicos del barrio, por lo que imagino que absolutamente todo lo que dice de mí será producto de sus “investigaciones” posteriores. Imagino al bueno de Manuel (antes Imanol) interrogando, libreta en mano, a alguno de los conocidos comunes que tenemos, para poder confeccionar y publicar su carta. Resulta casi enternecedor imaginarlo dando la tabarra a unos y otros…

Por lo demás, en un batiburrillo abigarrado y desordenado donde mezcla de todo, Manuel (antes Imanol) demuestra no saber absolutamente nada de mi trayectoria política, ni de cuál ha sido mi postura ante la violencia (ante cualquier tipo de violencia) durante toda mi vida. Antes y después de 1998. Antes y después de que firmase aquel documento en euskara que él cita, sobre la injusta muerte de Tomás Caballero. Y debe desconocer también que he dicho mil veces, pública y privadamente, que volvería a firmarlo hoy mismo, sin dudar.

El mayor hallazgo de Manuel (antes Imanol), es desvelar a la opinión pública y al universo infinito e ignoto que “antes” también me llamaba Tomari. Y lo dice como si fuera un secreto inconfesable. Por lo visto no le han explicado bien las cosas, no le han dicho que así es como me llaman, todavía hoy, mis amigos de la infancia y mis hermanos. Y que así me llamaba mi madre hasta el día mismo en que murió. El pobre Manuel (antes Imanol), no ha podido encontrar nada peor que eso en mi trayectoria política. Nada comparable, por ejemplo, a los chanchullos económicos y a la bajeza moral en que incurren sus favoritos de la política. Y queriendo atacar a Joseba, carga contra Tomari. De risa.

Y resulta que, aunque ya he dicho que la trayectoria de Sarobe me la trae al pairo, tras publicar su filípica en DIARIO DE NAVARRA algunos excompañeros de estudios suyos me han asegurado que estudió en la misma Ikastola donde he trabajado y aún trabajo. Al parecer el “adoctrinamiento” de las ikastolas no le alcanzó a él (léase en tono de ironía). Y me dicen también que en algún momento de su trayectoria hacia el derechismo más cerril, su nombre de la infancia mutó, y el antiguo Imanol de la Ikastola se convirtió en Manuel. Bejondeizula, on Manuel…!

Y mientras meditamos sobre esta y otras cosas, don Manuel, le pido por favor que se abstenga usted de rescatarme. El barco al que usted pretende auparme está lleno de hipocresía, de cinismo, de gente que, como usted, cree en la ideología única y en las misas obligatorias. No me rescate, don Manuel (antes Imanol) porque, francamente, prefiero seguir flotando a la deriva.

Suyo afectísimo, Joseba Asiron Saez, “Tomari”.