No se prodiga el Diario de Navarra en la publicación de artículos sobre un tema de tan ardiente actualidad como es el futuro del Monumento a los Caídos. Guarda un interesado silencio, mientras en las páginas de opinión de otros medios informativos se publican, casi diariamente, posicionamientos sobre el asunto. Ello es debido a la existencia de una relación directa entre el simbolismo del nacional catolicismo que alimentó la actuación criminal de requetés, falangistas y militares golpistas, que mantiene ese Monumento, y la intervención vehemente de apoyo al golpe fascista de 1936 y a la dictadura, que mantuvo el rotativo de Cordovilla.
Rompe ese (culpable) mutismo, el ejemplar del día 10 de diciembre, con un artículo firmado por Luis Sarriés Sanz, catedrático de sociología industrial, titulado “Sociología de la Memoria Histórica”.
El artículo es un compendio de falseamiento de nuestro pasado inmediato. El sociólogo blanquea lo que fue un golpe de Estado fascista, ocultándolo bajo la denominación de “guerra civil” (de los más de cuarenta años de dictadura franquista no dice ni palabra).
Igualar tanto a los que se alzaron en armas contra la Segunda República para instaurar un sistema totalitario, como a quienes la defendieron como régimen legal y democrático, es la base de una memoria equidistante, falsa y negacionista de la barbarie cometida por los golpistas, que en Navarra, donde no hubo frente de esa guerra a la que se refiere el Sr. Sarriés, asesinaron a 3.507 personas.
Las falacias y medias verdades recorren cada líneade su artículo. En concreto dice que Maravillas Lamberto, afiliada a la UGT, fue fusilada. ¿Cómo una niña de 14 años podía estar afiliada a la UGT? No Sr, Sarriés, a Maravillas la violaron, asesinaron y dejaron su cuerpo para que fuese comido por los perros, no por ser de la UGT, sino por no querer separarse de su padre (éste si era afiliado al sindicato), al que también asesinaron. Y no contentos con esos crímenes horrendos, se apropiaron de todos los bienes de la familia y la viuda y otras hijas más pequeñas tuvieron que marcharse de Larraga con una mano adelante y otra atrás.
Es más, el equidistante Sarriés, afirma, sin que se le caiga de la pared el título de catedrático de sociología, que poner el nombre de Maravillas Lamberto a un futuro Centro de Interpretación en el actual Monumento, significa que éste seguirá “girando, de momento, alrededor de otras ideologías”. ¿Cuál es la ideología que representa el nombre de Maravilla Lamberto?¿Es que el nombre de una persona objeto de tal inhumano atropello se relaciona con una ideología determinada? En todo caso el asesinato de Maravillas es una denuncia y una expresión del carácter genocida de los muy católicos golpistas. Es una acusación en toda regla contra el fascismo. Y esto es lo que le molesta al Sr. Sarriés, que se proyecte trasformar al Monumento de exaltación del golpismo, en un Centro de Memoria antifascista.
Continua el negacionista: “Por mucho que se intente “resignificar” el edificio y “transformarlo” no puede borrar la “memoria” colectiva del pasado. Volver a reavivar las heridas de una etapa de nuestra historia carece de sentido”. Carecerá de sentido para él, y para los negacionista de la criminal actuación de los golpistas y la dictadura. Pero no para las miles y miles de personas represaliadas, que vieron sus proyectos e ilusiones emancipadoras cercenadas por la guadaña fascista.
No existe una única memoria colectiva del pasado. Existe la memoria de los vencidos, quienes sufrieron el asesinato de sus familiares, muchos aún desaparecidos en cunetas, cárcel, exilio, torturas, robos de sus bienes…, y la memoria de los vencedores, los antidemócratas, los fascistas, bando al que pertenece el Diario de Navarra. Memoria ésta que afirma el Sr. Sarriés no puede ser borrada, ni transformada.
La equidistancia, el revisionismo embellecedor del golpe y de la dictadura; el negacionismo del ominoso cercano pasado, no solo intenta salvar y justificar actuaciones como las del Diario de Navarra, sino que niega a la ciudadanía el Derecho a la Verdad, a la Justicia y a la Reparación. Es una memoria antidemocrática que no solo busca la absolución (no remover, no recordar) por los crímenes cometidos, sino que lo que persigue es controlar la interpretación de ese pasado reciente para seguir dominando los comportamientos sociales y políticos del presente. A esta consciente maniobra de la derecha responde la actitud cotidiana del Diario de Navarra, y en concreto el artículo del Sr. Sarriés sobre la (anti) Memoria.
Frente a estas maniobras es preciso recuperar la Memoria como valor de transformación, para enfrentar la actual situación de avances del totalitarismo, los retrocesos de la democracia y de los derechos. Esa Memoria tiene que servir para articular estrategias de organización, acción y conflicto para la defensa de la democracia y la justicia social. La Memoria tiene que generar significados provocadores que actúen en el presente, estimulando valores de libertad, de resistencia, de rebeldía y de lucha.
La actual sociedad necesita dotarse de un proyecto memorialista, transformador y emancipador, que solo será posible si las luchas del presente se perciben como herederas y continuadoras históricas de los proyectos emancipadores del pasado. Si se rescatan las Memorias del movimiento obrero, campesino, de los socialistas, anarquistas, de los movimientos vecinales asamblearios, de las luchas de las mujeres…y se impregnan de ellas para adaptarlas a los espacios y tiempos actuales.
Crear un continuum histórico con las luchas populares del pasado, para percibirse como parte de una herencia, continuadora de las movilizaciones emancipadoras del pasado, para dotar de contenido transformador las luchas actuales.
Y esto se encuentra en las antípodas del ideario político del Diario de Navarra y de la derecha que quiere seguir detentando el poder a costa de lo que sea, aunque ello signifique avances de ideologías ultraconservadora.