La otra cara de Coronavirus

Como todo en la vida tiene dos caras, la pandemia actual no podía ser menos aunque de eso se habla menos. Nos referimos a cuestiones que el Coronavirus ha dejado al descubierto en la sociedad, la política, la economía, etc. y que convendría recordar. El modelo que ha defendido Diario de Navarra tiene mucho de lo que vamos a detallar.

Al margen de los sufrimientos de todo tipo causados por la pandemia, ha quedado al descubierto la debilidad de nuestro sistema sanitario público que anteriores gobiernos se encargaron de diezmar. Ahora nos damos cuenta de lo importante que es el disponer de una Sanidad Pública de calidad para todos, que en el futuro deberemos potenciar con nuestro esfuerzo.

También  se ha evidenciado la debilidad económica para hacer frente a los gastos que ha generado la pandemia y sobre todo para consolidar el “estado del bienestar” en el futuro.

El turismo es uno de los sectores que más riqueza aporta a la economía estatal con un total de 176.000 millones de euros anuales (el 14,6% del PIB además de 2,8 millones de empleos en 2018). A corto plazo, como es previsible, esta fuente de divisas se frenará debido a las limitaciones que la pandemia impone para el desarrollo del sector. También afectará a otros sectores productivos limitando su actividad.

El endeudamiento público alcanza el 101% del PIB según los datos del Banco de España. De acuerdo con las últimas previsiones, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal manifiesta que “España necesitará diez años para alcanzar el equilibrio presupuestario y otra década para rebajar la deuda pública hasta los niveles previos a la crisis actual”. Esto significa que el estado español está entre los estados del mundo con más deuda respecto al PIB. A estos datos habría que añadir la deuda privada y de las entidades empresariales y financieras… ¡¡¡Podemos ir preparándonos!!!

Lo preocupante es que nos encontramos en otro tiempo y algunos siguen con el “que siga la fiesta…”. Nos referimos al Gobierno de Navarra y su cerrazón en seguir adelante con las obras del TAV, el Canal de Navarra, etc. O la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, que pretende construir para el tratamiento de residuos una planta faraónica y desproporcionada en Imarcoain, de 65 millones de euros.

Es aconsejable tanto en las familias como en los gobiernos, que en tiempos de bonanza se reserve una parte de la misma para cuando lleguen épocas de “vacas flacas”. Pero como esto no se ha hecho nos encontramos en una situación financiera lamentable. Nuestros gobernantes actuales y pasados, esto es todos, que son quienes administran las finanzas propiedad de la sociedad, durante décadas se han dedicado a gastar lo que había y sobre todo lo que no había, dejándonos un agujero impresionante. Hemos conocido tiempos de derroche generalizado, tanto de la sociedad como de los Gobiernos, las Autonomías, los Ayuntamientos, etc. No hace falta dar ejemplos porque en Navarra los tenemos a la vista.

El Shock del Coronavirus ha dejado la economía paralizada. No ha pasado mucho tiempo y sin desaparecer la pandemia y ya ha contraatacado para intentar que prevalezca los beneficios económicos sobre la salud de la ciudadanía, sin el respeto y un mínimo de decencia humana. Muchos comerciantes y empresarios, más preocupados por sus carteras que por la salud colectiva denunciaron su situación; “Necesitamos abrir ya”.

Diario de Navarra preocupadísimo por la situación económica en que nos ha dejado la pandemia, reflexionaba en una editorial sobre la necesidad de que todos los partidos lleguen a un acuerdo para llevar adelante las tareas necesarias para encauzar la recuperación, abordando con una visión de estado las reformas estructurales necesarias. Esto huele mal, porque está claro quién va a cargar con el “Mochuelo”. No decía nada de aumentar los impuestos a los ricos, ni de abordar de una vez la evasión de las obligaciones fiscales a las multinacionales, etc. Eso sí, pedía un pacto a la navarra para relanzar las obras en infraestructuras en nuestra Comunidad.

En época de crisis económica, todos los sectores se lanzan a pedir ayudas al papá estado o al Gobierno de Navarra para hacer frente a sus cuentas de resultados. Empresarios y sectores como los viticultores, los ganaderos de reses bravas, los fabricantes de automóviles, etc. han hecho peticiones en esta dirección. Estos liberales propugnan vaciar el Gobierno de competencias reduciendo funcionarios y desregularizar el sector privado, no se amilanan a la hora de recurrir al Gobierno con sus peticiones económicas. Recordemos como en la recesión del 2008 el gobierno de Rajoy rescató a las Cajas de Ahorros, dejándonos a la ciudadanía una deuda de 40.000 millones perdidos.

Habría que preguntarse si cuando las cosas les iban de viento en popa se acordaron de guardar un remanente para cuando vinieran mal dadas. Por otra parte, importantes sectores productivos tradiciones, con la llegada de la automatización y la robotización fueros desplazados al paro sin que nadie se acordara de ellos.

Otro aspecto que el Coronavirus ha dejado al descubierto, es nuestra forma de vida irresponsable e insostenible basada en la globalización con todo lo que implica; transporte de internacional  de materias y personas, el desarrollo ininterrumpido y la destrucción de la biodiversidad. Los expertos señalan al ser humano a través de la deforestación y el comercio con animales exóticos causantes de este tipo de pandemias. Como decía el escritor Padura “El verdadero coronavirus del mundo es el hombre”.

Pero la pandemia también nos ha traído cosas buenas por poco tiempo. Las emisiones de dióxido de carbono caerán en el estado entre un 4% y 7% este año y las emisiones de CO2 disminuyeron también un 30% durante el confinamiento por el COVID-19. La pregunta es obligada; ¿Cuánto vale la salud? Sabemos que en el estado mueren al año entre 10.000 y 30.000 personas debido a la contaminación ambiental por emisiones de gases, generalmente del transporte. De estos muertos al igual que los que se producen en accidentes de carretera, no se dice nada. Son muertes productivas y sus nombres no aparecen en los medios.

Tenemos la convicción de que hemos aprendido poco de esta pandemia y que todo seguirá como antes hasta la próxima… osea consumir hasta morir, si podemos. Con todo en este tiempo, se han escuchado voces sensatas, hasta capitalistas como el modisto Giorgio Armani han llegado a afirmar: “Tendríamos que frenar la marcha. Hay que ahorrar, y hacer más y mejor con menos. Yo mismo quiero convertir este concepto en el modelo de mi negocio”.