En los años posteriores al levantamiento militar franquista y dentro de ideario Nacional Catolicismo, la dictadura impulso los valores de la familia tradicional y católica, naturalmente con el apoyo de la Iglesia católica española, corresponsable del levantamiento fascista. Ambos estamentos controlaban la estructura familiar y social, donde estaba prohibido el divorcio, los anticonceptivos y todo tipo de expresiones que recabase el honor, la pureza de las mujeres y su sumisión.
“Era una familia patriarcal basada en el matrimonio y con una nítida separación de papeles sexuales. El hombre, titular de la patria potestad sostenía económicamente a la familia y la representaba en el espacio público. La mujer tenía dominio sobre la educación de los hijos y sobre la vida doméstica” (Manrique).
El franquismo siempre quiso controlar la vida familiar, inculcado los estereotipos sociales de la mujer y la familia… porque sabía que desde el seno familiar, sus componentes reproducen en las futuras generaciones los modos de vida y valores tradicionales.
Todos los años, el dictador Franco entregaba los Premios Nacionales de Natalidad, que recogía el NODO destacando el número de hijos de los matrimonios ganadores. En esa época se fomentó la familia numerosa entre los pobres, siguiendo el mandato divino que aparece en el Génesis: “Dios dijo a los hombres: Sed fecundos, multiplicaos y llenad la Tierra; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra”. Este mandato se cumplió con creces y como resultado tenemos que la humanidad con 8.000 millones de pobladores, se encuentra al borde de la sexta extinción planetaria.
Durante los años de la dictadura franquista y con el fin de fomentar la prole en los núcleos familiares, el régimen impulsó las ayudas económicas y otras prebendas para las familias numerosas; práctica que duró hasta que la situación del país empezó a cambiar, olvidando la política de autarquía y aislamiento, e incorporando la mujer a la producción fuera del hogar.
Diario de Navarra como expresión del ideario del Nacional Catolicismo, siempre ha defendido y defiende la familia, especialmente la numerosa católica. Apoya todo tipo de ayudas públicas a las familias numerosas, fomenta la natalidad, condena el aborto y defiende el tipo de familia tradicional como única válida. En la actualidad mantiene una sección “Educación y Familia”, donde publica reportajes relacionados con la familia, la educación, la alimentación y gobernanza de los niños, etc. Su director espiritual UPN, prometió recientemente si llegases a gobernar, más ayudas económicas para aumentar la natalidad y favorecer a las familias navarras. También se comprometió a sacar una Ley de protección de las familias.
¿Pero qué significa aumentar la población impulsando los nacimientos? Todas las personas que poblamos el Planeta Tierra, en diferente medida ocupamos espacio, consumimos recursos de todo tipo: alimentos, agua, vestimenta, vivienda… Nos desplazamos, generamos residuos y contaminamos. El aumento poblacional conlleva la reducción de los espacios naturales y del resto de las especies, tan necesarios para nuestra propia salud individual y colectiva, como lo hemos podido comprobar con el desarrollo del Covid.
Acaba de publicarse impulsado por la ONU, el resumen (IPCC) elaborado por 2000 científicos de todo el mundo, donde concluye que el Calentamiento global debido al Cambio Climático ha producido al Planeta “daños generalizados e irreversibles” y que si seguimos con el modelo de vida y consumo actual, en un futuro cercano la vida en el Planeta no se parecerá en nada a la que conocemos.
Urge olvidarnos del paradigma del “crecimiento y desarrollo” ininterrumpido, donde crecer también incluye el aumento poblacional. El nuevo y urgente modelo nos habla del “decrecimiento”, como única forma de que a finales de siglo la temperatura no supere los 1,5 grados. Recordemos que los megaincendios y otros desastres de los últimos años, se pueden convertir en algo habitual e insoportable. Quedan 10 años para revertir lo que nos viene encima y el sistema mira para otro lado.