Euskara, convivencia y libros de texto. Iñaki Iriarte.

Glodobich

Bajo este título publica el miembro de Navarra+ Iñaki Iriarte, un artículo en Diario de Navarra en el que, se presenta como un amante del euskera y de su práctica, priorizando “el hogar” (rememorando aquellos tiempos en los que se decía que era el único lugar donde tenía utilidad), para añadir a continuación, para que no se le achaque de ser uno de los que defienden esa única utilidad, “y en todos los ámbitos”.

Pero antes de hacer esa declaración de amor por el euskera, compara “el amor a una lengua -como el amor a una religión”, llevando de esta forma, como si fuese únicamente una cuestión de sentimiento, que también, a un terreno de lo meramente personal, desligándolo muy sutilmente de la pertenencia de la lengua al ámbito de un bien general. Y para ello lo compara con la religión (la católica, por supuesto, aunque no la nombra) y aboga, aprovechando que el Pisuerga dicen que pasa por Valladolid, para que quien aspire a gobernarnos no se desentienda de ella (de la religión). Lo mismo que aboga por que no se desentienda del euskera aunque esta sea (en su opinión) del interés de un “sector extenso (aunque ciertamente minoritario)”. Pero para entonces ya ha remarcado que la religión es vivida intensamente por una parte importante de la población…

Pero llegamos al meollo del artículo. La utilización política del euskera. Y no me resisto a hacer mío su primer párrafo (sin incluir el texto entre paréntesis): “Es difícil negar que la lengua vasca es y ha sido utilizada con fines políticos. De hecho, la principal fuente de recelos hacia ella proviene precisamente de ahí”. Habrá quien se llevará las manos a la cabeza al leer que hago mía esta opinión sobre el euskera y su utilización por fines políticos.

Me voy a explicar: La lengua vasca ha sido utilizada con fines políticos desde el momento en que los castellanos entraron en esta tierra, y se propusieron su eliminación y la extensión del castellano-español en todo el territorio de Navarra, a fin de hacerla desaparecer.

Esa es la utilización política más perversa que se ha podido hacer del euskera. Por una parte está la invasión militar, y por otra parte está la consecuente invasión civil: funcionarios castellano-hablantes en la administración. Ya sea en la administración de justicia, ya sea en la enseñanza, ya en la sanidad, ya en la religión… La obligación de una lengua (la del invasor) y marginación de la autóctona, reduciéndola, como sibilinamente hace Iñaki Iriarte en su artículo al “hogar”, cuando no prohibiéndola directamente.

Y no es una invención mía lo que escribo. Aquí está el texto de Nebrija a raíz de la publicación de su Gramática Castellana, en 1492:

“Después de que Su Alteza haya sometido a bárbaros pueblos y naciones de diversas lenguas, con la conquista vendrá la necesidad de aceptar las leyes que el conquistador impone a los conquistados, y entre ellos nuestro idioma”

Es decir, la política está con la no-utilización de la lengua. Con su prohibición, con su marginalización. (Libro negro del Euskera – Joan Mari Torrealdai) Con todas las trabas que se puedan poner a su desarrollo. A su recuperación. Esa es la verdadera utilización política del euskera. Y no otra.

Es lógico que todos aquellos que ven la supremacía de la lengua española, o castellana, como quieran llamarla, como intocable, como un arma más de la colonización a la que nos someten, con el agrado y apoyo de los condes de Lerín del siglo XXI, vean política en el resurgir de la lengua vasca, del euskera, y vean como un peligro a su estatus, vean el peligro de la “secesión”…

Y con respecto a los libros que cita, no puedo opinar, pues al no indicar “por ánimo conciliador” la editorial, no se puede comprobar el contexto en el que extrae sus conclusiones sobre “euskaldunes” “euskal herria”… Pero claro, se pone la venda antes de la herida… “Habrá quien diga que reclamo (oh) la censura”, dice Iñaki Iriarte.