Zizur Mayor, semana de debate Insumisa. Una variada programación realiza un ejercicio de memoria histórica en torno al movimiento insumiso de la localidad. Movimiento poliédrico que combatió el militarismo y la mili obligatoria desde miradas diversas y múltiples espacios de liberación, también desde el sexual. Ahí se enmarca la charla ofrecida por integrantes del colectivo EHGAM, que, mediante la ponencia “Levanten Nalgas” y ofreciendo un relato de lo que fue la Insumisión Marika, recuperó los lenguajes y iconos desde donde determinadas personas desarrollaron esa histórica lucha de combartir lo militar y lo heteronormal.
EHGAM, que lleva luchando desde 1977 por la liberación de toda expresión no heteronormativa, empleó en aquel momento histórico ese lenguaje y acudió a Zizur a reivindicarlo como válido en la actualidad.
No hay como el reapropiarse de un término para revolucionarlo. Términos empleados para el insulto que terminan siendo artificios de liberación y marcaje del opresor. Como explican desde el colectivo “el insulto maricón, márica, mariquita, ha sido empleado históricamente de forma despectiva tanto para referirse a los gays como a varones afeminados, por parte de personas que albergan el prejuicio sexista de que “parecerse a las mujeres” es denigrante para el hombre”. Pues bien, aquí viene la práctica que lo transforma al emplearlo desde el empoderamiento y en primera persona. Lo denigrante convertido en orgullo. Neutralizar el proceso excluyente que impone el insulto para convertirlo en liberación.
“Cuando nos reapropiamos del insulto lo que estamos haciendo es abrazar con alegría aquello con lo que los otros aspiraban a estigmatizarnos, dejando claro que no sentimos ninguna vergüenza ni deshonra por aquello que intentan afearnos. Al hacer bandera de la ofensa, no solo se desactiva el insulto y se desmonta el ataque, sino que además le damos la vuelta poniendo en evidencia a quien intentaba herir” expresan desde el colectivo.
Así se dio la pelea y así se trasmitió en el ejercicio de memoria histórica desarrollado en Zizur. No solo para recuperar los postulados de aquel entonces sino también para homenajear a cuantos hombres “fueron represaliados, humillados, apaleados, torturados, asesinados…. por su disidencia sexual, y lo fueron en muchos casos al grito de maricón.”
Ahí sigue la opresión ejercida desde diferentes poderes. El debate que suscitó el término de Insumisión Marika en la Comisión de Cultura de Zizur y que Navarra Suma ha llevado a sus medios de comunicación muestra cuánto camino nos queda por avanzar y cuánta LGTBIfobia anida aún en la mentalidad de muchxs. La derecha casposa y retrógada no soporta lo Marica, bien sabido es. Lo jodido es que en pleno 2021 tienen la capacidad de censurar e influir por el poder del que aún gozan en nuestra sociedad.
El comunicado de Navarra Suma, difundido de forma telegráfica por Diario de Navarra, tuvo la guasa de reivindicar la censura porque la actividad era “totalmente rechazable en términos de inclusión e igualdad”. Inclusión en la heteronorma y igualdad en la vulneración será. Su proyección del mundo no entiende de trasformaciones y lenguajes subversivos. Para colmo el fantasma de EH Bildu, lanzando la afirmación de que fue el único grupo que apoyo la actividad en la Comisión de Cultura. Hecho desmentido desde al Ayuntamiento. Cierran la pieza describiendo la semana como una programación que “adolece de cultura y va sobrada de propaganda radical”.
Pues sí, la sociedad navarra fue radical en la lucha contra la mili. Combatió la raíz militarista que subyacía en esa imposición. Generó expresiones de contracultura ricas y diversas. Y con todo consiguió que las siguientes generaciones de hombres navarros no fueran instruidos en la cultura de la guerra, del asesinato y la destrucción. Y no lo pueden soportar.
Desde EHGAM reivindican que “nos apena terriblemente el ataque a un acto y a una semana cultural de reflexión de una lucha de luchas que tuvo el apoyo de casi la mayoría de la sociedad navarra y que con este apoyo consiguió acabar con el servicio militar obligatorio para todos los hombres.”
Desde aquí añadiríamos que también a nosotras nos apena que medios como Diario de Navarra tengan aún la capacidad de mediatizar el imaginario y la mirada de la sociedad navarra. Nos sigue tocando dar la batalla cultural, propagar la radicalidad frente a la vulneración; desobedecer, en última instancia, a los postulados del poder. También en lo mediático. Así nos lo enseñó la experiencia histórica de la Insumisión en todas sus maravillosas vertientes.