¿Es el nasciturus una persona?

Reflexión al respecto del artículo de tintes opusianos publicado el pasado 31 de marzo en Diario de Navarra

Rebotada la jerarquía católica con la última reforma de la Ley Orgánica de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo utiliza  su periódico afín, Diario de Navarra, para despotricar contra el derecho de las mujeres a interrumpir embarazos no deseados, en los términos establecidos en la citada ley. Ley que tiene rango superior y que ha sido declarada constitucional por el propio TC, y conforme a la normativa democrática, a pesar de los envites y recursos de la derecha y ultraderecha española.

         El pasado 31 de marzo Francisco Errasti escribió un artículo titulado “La primera víctima” para hablarnos del nasciturus. El autor es persona significada en su trayectoria de ocupar puestos de alta dirección en lo que se conoce como el “holding” sanitario del Opus Dei, tanto en la CUN, como en su seguro sanitario, como en el CIMA.

         Se nota en el comentario que también están dejados de la mano de Roma, pues ni siquiera en los casos más graves de embarazos no deseados de peligro grave para la salud grave de la mujer, o malformaciones incompatibles con la vida del feto, o violación de la mujer, ceden las pretensiones de los defensores del feto a ultranza. Nasciturus, a quien aquí llamaron “ferminico”, debe de nacer por encima de todos los padecimientos y deseos de las mujeres.

         Y para cargarse de argumentos, además de los conocidos de que el feto tiene vida y es persona porque se la ha dado su Dios, que es quien la da y la quita, recurre a los argumentos que se supone van a tocar los corazones de las madres: “¿Es lógico que una menor de edad no pueda comprar alcohol pero si pueda abortar sin el consentimiento de sus padres o tutores?”.

         A ellos les parece lógico que las menores no solamente no sean escuchadas, sino que siempre, deben parir, una vez embarazadas, por cualquier medio. Aún en contra de su voluntad. Pero para ser madres, para tener la responsabilidad de tener una criatura, de cuidar una niña o un niño, de educar y mantener a su hija, hijo, o hije,… para esto no hace falta su consentimiento, ni tampoco el de sus padres o tutores. Hijos, los que dios les dé. Interrumpir dignamente un embarazo no deseado acogiéndose a un derecho reconocido a nivel internacional desde Naciones Unidas, de ninguna manera.

         Pues sí señores de la iglesia católica, el aborto es un derecho y no un delito, como tantas veces se ha escuchado. Y es más: debe realizarse en la sanidad pública, de forma gratuita y universal, para todas las personas que lo soliciten. Y sin son menores, con más cuidado y atención, respetando absolutamente su libertad.