No es la primera vez que Manuel Sarobe Oyarzun, de profesión notario (el nota), vierte sus particulares bilis contra EH Bildu y más en concreto contra Joseba Asiron. Ya en el año 2020 publicó una carta en el Diario golpista, bajo el título de “Rescatar a Asiron”, que tuvo su correspondiente respuesta por parte del aludido.
Cuatro años más tarde vuelve a descargar sus incontinencias mentales en dos artículos publicados los días 16 y 28 de diciembre de 2024, con el rimbombante título de “Hacia la ruina económica y moral de Navarra. I y II”.
Los dos panfletillos, constituyen un gimoteo lastimoso de plañidera contratada en velatorio, con el objeto de abrir los ojos de la pobre ciudanía navarra ante los desmanes de las hordas abertzales que dominan la Comunidad Foral.
Para fundamentar su diatriba antiabertzale, no tiene mejor idea que dar un repaso al programa electoral de EH Bildu en las pasadas elecciones autonómicas de 2023, como si este fuera el programa que el Gobierno de Navarra compuesto por PSN, Geroa Bai y Contigo Navarra-Zurekin Navarra, está llevando a cabo.
Identificar las propuestas programáticas electorales de EH Bildu con el programa del Gobierno tripartito, no solo es una solemne mentira, sino una afirmación demagógica y tendenciosa, fruto de una mente desequilibrada, presa de enfermizo sectarismo.
Es público y notorio que el actuar del Gobierno presidido por María Chivite no se sale de las coordenadas de una política neoliberal, eso sí, teñida de verde. En lo económico es la plasmación de todas las propuestas del capitalismo para seguir con una transición energética basada en la explotación de la naturaleza y la búsqueda del crecimiento incesante: coche eléctrico, Tren de Alta Velocidad, Canal de Navarra…, cuestiones todas ellas, alejadas totalmente de las premisas programáticas de EH Bildu.
EH Bildu, actúa fuera del Gobierno, en el Parlamento, como un partido de la oposición, eso sí, con el objetivo de posibilitar con sus votos que la derecha siga fuera del poder en las instituciones.
Y en el ayuntamiento de Iruñea, donde ha conseguido, tras una moción de censura, aglutinar una mayoría está empeñada en conseguir mejoras para la población, sacando al ayuntamiento de la parálisis en la que UPN lo había condenado.
¿Dónde ha quedado aquello de que sin violencia, estaba legitimada defender cualquier idea? Afirmación falsa donde las haya. En el sistema del Sr. Sarobe solo cabe defender las ideas neoliberales, la propiedad privada, y sobre todo el nacionalismo español.
No hay mayor ruindad moral que la del sistema de valores que defienden los Sarobes de turno que pululan por la más rancia derecha española y el Diario de Navarra. Anteponen lo privado a lo público; sitúan la propiedad privada por encima de cualquier otro principio; la libertad de los pudientes frente a las necesidades de los sectores necesitados; el lucro de las empresas frente a los derechos sociales…
El nota Sarobe, se olvida de los largos años en los que la derecha ha ocupado las instituciones. De los desastres que, en Navarra, UPN ha causado en las empresas públicas, en la enseñanza, en la sanidad, en las Cajas de Ahorros. Del caciquismo que ha presidido su práctica de gobierno.
Ese tiempo pasado es el que añora el nota Sarobe. Su problema es que esa perspicaz visión social, sólo la poseen ciertos sectores privilegiados, como él mismo, o los iluminados que día tras día lanzan sus salvadoras proclamas en el Diario de Navarra, que también contribuye lo suyo con sus editoriales. Y, por lo visto, eso no es suficiente, y todos a una exclaman con el nota Sarobe: “¡Abran los ojos, por lo que más quieran!”
Parece mentira, que masas enfebrecidas no sigan a pies juntillas las diatribas de personajes como el nota Sarobe. Pasando por alto, que se trata de un Notario (aunque no ejerza en Navarra), que desde su atalaya posee una visión completa de la realidad de la Comunidad Foral. Sin tener en cuenta la relevancia de su cargo. Haciendo caso omiso de la productividad social de su trabajo, consistente en levantarse un montón de euros por firmar unos papeles. No se puede entender la burbuja de las hipotecas, cuando los bancos repartían a diestro y siniestro prestamos con cláusulas calificadas, más tarde por los tribunales como abusivas e ilegales, sin la fundamental participación de estos servidores públicos, que olvidaron señalarlas como perjudiciales para los incautos compradores.
¡Cómo no hacer caso a personajes con este bagaje profesional y con esta aguda y ponderada visión política!
¡Por favor, lectores del Diario de Navarra, convertiros ya, de una vez por todas al nacional-catolicismo!