El amarillismo como forma de hacer periodismo, y vender mucho, está de moda en las filas de la derecha. Solo se necesitan unos cuantos títulos -ya se sabe que luego la noticia no se lee en profundidad– para sintetizar el mensaje. El mensaje, esencialmente, rezuma alarmismo y crea inseguridad sobre las bases ya existentes de conciencia de malestar y miedo ante la violencia machista. Sobre todo funciona como un revulsivo ante la poca eficacia y mal funcionamiento de los organismos judiciales y policiales, e instituciones en general, en estos temas. Y ya solo queda seguir las instrucciones: agítese la información de verdades, medias verdades y mentiras, y arremeta con todo esto contra la última ley que ha aprobado el gobierno del Reino de España. La conclusión es pedir más policías, más cárceles más represivas, más penas, en años y en peores condiciones e incrementar el número de delitos.
Estos son los titulares: Primera rebaja de condena en Navarra por abusos por la ley del “solo sí es sí” (21 de diciembre); el aumento de los crímenes machistas reabre heridas en el Gobierno. La ministra Robles reclama autocrítica a Podemos por su ley del “solo sí es sí (30 de diciembre); la ley del “solo sí es sí” beneficia al violador de un niño de seis años en Pamplona (4 de enero).
Como se ve se juntan, con bastante desacierto, churras con merinas. Pues una cosa es rebajar una condena a un preso por haber cometido una agresión sexual (antes abuso) y otra muy distinta achacar a la nueva ley, el incremento de crímenes machistas. Un reguero de agresiones, en muy distintos ámbitos de la vida familiar, laboral, festivo, callejero,…. no puede verse afectado por una ligera modificación del Código Penal que lleva tres escasos meses funcionando. Para nuestra desgracia la raíz de la violencia machista está en la propia estructura patriarcal apoyada por el sistema depredador capitalista.
En general la línea por la que apuestan desde el vocero de la derecha navarra es que no se rebajen las condenas a los que están siendo acusados de agresiones y de violencia machista. De ninguna forma, ni siquiera si hay una nueva ley, como ésta, que modifica los tipos penales, resultando en algunos casos, solo en algunos casos, con menos años de cárcel. Es decir lo que se pretende es que no se aplique la ley porque ellos no la han votado. Es principio constitucional y normativa del Código Penal que las leyes favorables a las personas presas tienen efectos retroactivos, aún cuando haya sentencia y se esté cumpliendo la condena.
Pero ¿solo a los que son acusados de violencia machista? Tampoco es esto, pues la nueva reforma del Código Penal ha eliminado el delito de sedición y tampoco están de acuerdo en que se apliquen rebajas y/o absoluciones a los catalanes y catalanas imputadas y encarceladas por el Procés. A lo que sin duda no ponen ninguna objeción es a los numerosos indultos que de forma sistemática van concediendo los gobiernos de Madrid a los condenados por torturas y malos tratos, pertenecientes a los cuerpos de seguridad, o a los cientos de condenados por delitos de corrupción y malversación cometidos por altos cargos y políticos de sus respectivos partidos.