A falta de otros, son los de siempre los argumentos esgrimidos por el medio de Cordovilla para embarrar el acuerdo presupuestario: “Blanqueamiento de los herederos políticos de la banda ETA”, “Seguir sin condenar las atrocidades cometidas por ETA”, “Acordar una cantidad de dinero para las obsesiones identitarias de EH Bildu”,”El déficit moral y ético que arrastra la izquierda abertzale” etc. Nada nuevo sobre la cuestión.
Vayamos por partes. DN confunde deliberadamente a EH Bildu con la izquierda abertzale, en su día Batasuna. Según Wikipedia y como su propio nombre indica, Euskal Herria Bildu (EH Bildu) significa en euskera reunir, por tanto se trata de una federación de partidos integrada de inicio por Sortu, Eusko Alkartasuna, Alternativa y Aralar. Cada uno de ellos con su ideario político particular y con diferentes sensibilidades frente a la lucha armada de ETA. Por otra parte, EH Bildu como grupo político ya rechazó varias veces la violencia armada y sus electos firmaron un decálogo donde aparecía; “el firme compromiso de actuar utilizando única y exclusivamente vías y métodos políticos, pacíficos y democráticos”.
Resulta sospechoso seguir mareando la perdiz como hace DN con el tema de ETA; sobre todo porque esa organización cesó su actividad hace trece años y hoy está totalmente desaparecida. DN sabe que EH Bildu es una coalición política legal y que la Fiscalía General del Estado emitió en 2023 un informe, en el que rechazó la denuncia interpuesta por el colectivo policial JUCIL y la asociación Dignidad y Justicia, pretendiendo que el Ministerio Público instara a su “ilegalización por vulnerar la ley de partidos”.
Entonces… ¿a qué viene tanta mala uva contra el acuerdo presupuestario? Pues a que los mismos, según quienes lo diseñen, en este caso el Gobierno PSN-GB-CZ con EH Bildu desde fuera, pueden favorecer más o menos a las diferentes capas que componen la sociedad navarra. Aquí intuyen que pueden reducirse los suyos y los de los de la sociedad que representan.
La derecha que gobernó Navarra durante varias legislaturas, favoreció con sus presupuestos sólo a su clientela de votantes, como forma de conserva el poder. Recordemos los lamentables gobiernos de Del Burgo, Alli y especialmente de Miguel Sanz (quince años como presidente) y de Yolanda Barcina, algunos de ellos salpicados por la corrupción y en general por el despilfarro y la pésima gestión de lo público. Como esto no ha pasado en las últimas legislaturas de gobiernos progresistas, a DN no le queda otra que seguir echando mano del fantasma de su añorada ETA, aunque los más jóvenes no sepan de quién se trata.
Que recuerde DN que UPN, aunque partido mayoritario en nuestra Comunidad, no tiene los votos suficientes ni la empatía política necesaria para formar mayorías y poder gobernar.