En los últimos días el periódico del golpe fascista del 1936 ha entrado en dinámica “on fire”, acentuando aún más, si cabe, el contenido reaccionario y derechista de sus páginas, adelantándose de lleno en la campaña electoral.
Un ejemplo de ello es el correspondiente al 26 de abril, donde se puede encontrar toda una panoplia de ideología reaccionaria.
Empezando por el artículo de opinión “Ley de Vivienda: una oportunidad perdida”, firmado por Concha Osácar, presidenta de Azara y miembro del think tank Institución Futuro. A lo que habría que añadir su cargo de consejera económica del Vaticano desde 2020, y su inclusión en la lista de las personas más ricas de España elaborada por el periódico “El Mundo”, ocupando el puesto 423 del Estado, y en el 4 de Navarra, con un patrimonio neto de 120 millones de euros (lista del año 2022)
Azora es una gestora que invierte de forma activa en diferentes tipos de inmuebles, desde hoteles hasta viviendas de alquiler, pasando por complejos residenciales para mayores.
Desde su atalaya de empresaria multimillonaria, la señora Osácar, pontifica (y nunca mejor dicho dado su cargo vaticanista) sobre la nueva Ley de Vivienda.
Por supuesto, considera que la Ley agrede al gran tenedor de viviendas en alquiler y siembra inseguridad en los inversores. Esa portavoz cualificada de la derecha, que tiene un espacio privilegiado en el Diario de Navarra, solo concibe la vivienda como una inversión a largo plazo, un nicho de negocio donde invertir para obtener rentabilidad. Lejos de su visión queda el entender que pueda existir el derecho de todas las personas a acceder a una vivienda digna.
Es planteamiento puro y duro de la derechona política y económica. Esa es la línea ideológica que defiende el Diario de Navarra: que las personas ricas marquen a las demás como tienen que vivir y que las instituciones públicas pongan a su alcance los medios necesarios para sus negocios.
Así lo ha hecho Navarra Suma, y el alcalde Maya en el ayuntamiento de Iruñea, al decidir no firmar el convenio con el Gobierno de Navarra para ceder a Nasuvinsa unas veinte parcelas municipales para la construcción de vivienda social. Poniéndolas, por el contrario, a disposición de las empresas privadas.
Lo que se necesita en realidad, más que una política de vivienda pública es crear un parque público de vivienda en alquiler social que incida en los abusivos precios del mercado privado y posibilite el acceso a una vivienda en alquiler a un precio asequible.
Contrariamente a lo que dice la millonaria asesora del Vaticano, no es necesaria aumentar la oferta de vivienda en alquiler gestionada por empresas privadas, sino aumentar el número de viviendas en alquiler social promovidas y gestionadas por entidades públicas.
Como complemento de este artículo en la página siguiente se encuentra otro con la firma de Julia Navarro, bajo el llamativo título de “Okupación”.
En los mentideros mediáticos se dice que la veterana Julia Navarro ha dejado el periodismo activo para pasarse a la literatura, dado el éxito de sus novelas. Y esa reconversión debe ser cierta, a la vista de la fabulada lectura que hace de la nueva Ley de Vivienda, de la que únicamente extrae una gran preocupación porque, supuestamente, favorece la “okupación”.
Percepción más digna de una Agatha Chistie que de una periodista que se precia de estar siempre alineada con lo “políticamente correcto”. Término que encubre el permanecersiempre al lado del orden establecido y del poder.
Por eso, y muy a su pesar, Julia Navarro fustiga constantemente al gobierno de Sánchez, no porque sea antisocialista, sino porque aborrece tremendamente lo que significó el movimiento ciudadano del 15-M y al Partido de Podemos.
Siguiendo por las páginas del periódico encontramos otro artículo “Infraestructuras, el futuro del sector y de Navarra”, con la firma de María José Ballarín Domeque.
El sector al que se refiere es el de la construcción, dado que María José Ballarín es desde 2008 presidenta del grupo Obercorp, accionista único de la empresa Obras Especiales, de la que es consejera delegada, además de vicepresidenta de la Confederación Empresarial de Navarra (CEN) y componente del comité consultivo de accionistas de CaixaBank. Otra empresaria marcando, desde las páginas del periódico de Cordovilla, línea política.
La propuesta de esta representante de la patronal es muy clara: identificando la buena marcha de sus negocios con la buena marcha de Navarra, reivindica más inversión pública para infraestructuras.
Pero cuando se refiere a inversiones con dinero público, excluye sectores como la sanidad, enseñanza, servicios sociales…, centrándose exclusivamente en dos objetivos estratégicos, en estos momentos, para la clase empresarial: El canal de Navarra y el tren de alta velocidad.
El canal de Navarra, del que se ha realizado ya la primera fase para el riego de 23.363 hectáreas de terreno, tiene pendiente su segunda fase para regar 20.000 hectáreas más, con una extensión de 71,4 kilómetros de doble tubería que llevará el agua desde Itoiz hasta Tudela-Ablitas, con una inversión de 250 millones de euros.
Respecto al trazado del tren de alta velocidad en Navarra, se estima que la nueva estación de Etxabakoitz y la supresión del actual bucle ferroviario que atraviesa la ciudad tendrá un coste de 500 millones de euros. Y la construcción del tramo entre Castejón y Zaragoza entre 1.250 y 1500 millones.
Cantidades golosas para la avaricia empresarial. Por eso María José Ballarín pide al nuevo gobierno que salga de las urnas “unión política para impulsar estos proyectos, sea cual sea su color”.
Lo que importa es que esa ingente cantidad de dinero público acabe en las manos de los empresarios. El que se estén convirtiendo cantidades exageradas de suelo en regadío, cuando el problema de la carencia de agua y de la sequía es algo real y al que hay que buscar alternativas, les trae sin cuidado. Hay que invertir en el canal de Navarra, aunque no haya agua para llevar.
Igual ocurre con la alta velocidad. Se dejan pudrir las actuales vías e infraestructuras ferroviarias existentes, para construir trazados nuevos que no van a servir para el transporte de mercancías y lo único que ofrecen son diez minutos de adelanto respecto a los actuales recorridos.
La guinda del programa de los empresarios y la derecha la pone en ese mismo diario Dulanz con su columna titulada “La carrera electoral”. Para este “despellejador” profesional de la izquierda, únicamente existen tres opciones ideológicas: el centroderecha, la izquierda y el nacionalismo.
Las simplificaciones nunca son buenas y en este caso rayan la imbecilidad. Ni en Navarra, ni en el Estado español existe el centroderecha. Sino la derecha pura y dura.
El Diario de Navarra, UPN y el PP, son herederos directos del criminal golpe fascista de 1936. El periódico fue el portavoz del genocida Mola, y ferviente defensor de la dictadura franquista. UPN considera a Navarra como su cortijo particular y el PP no tiene ningún empacho en formar gobiernos con la ultraderecha de VOX.
Con esta infantil simplificación quien se esconde tras el seudónimo de Dulanz, no hace sino reflejar la angustia que invade a la derecha navarra por estar otros cuatro años sin tocar poder, que para ella es como estar sin aire para respirar.