Escribía Diario de Navarra recientemente en portada, que «El prestigio adquirido por Juan Carlos I durante la Transición, se ha visto emborronado por sus negocio personales». Si examinamos los hechos por los que la popularidad del Juan Carlos ha caído por los suelos, vemos que aparte de «sus negocios», su forma de vida y en general como se ha conducido durante su mandato, no coincide con lo que afirma el periódico de Cordovilla. El hacer negocios en si, no es algo que tiene por qué emborronar la imagen de una persona… ahora bien, el aprovecharse del cargo que ostentaba para enriquecerse sí, especialmente si existe corrupción de por medio. Algunos estudiosos del tema calculan la fortuna acumulada por el Rey emérito en 1.800 millones, que seguro nunca sabremos como los consiguió ni su legalidad… y mucho menos si esa fortuna será devuelta a la ciudadanía que «tanto amaba».
En general, Diario de Navarra y todos los medios (excepto alguno proscrito) «bailaron el agua» a Juan Carlos durante décadas. Todos ellos eran conocedores de los amoríos extraconyugales de rey emérito y del trapicheo de los negocios opacos y de dudosa legalidad. Pero como era cuestión de estado, silenciaron la información a la ciudadanía a la que dicen se deben.
También aseguraba ese medio que «Juan Carlos fue el verdadero motor del cambio tras la muerte de Franco, con buenos resultados en el tránsito de dictadura a democracia y de autarquía a modernidad». Probablemente ese tránsito hubiera podido ser el mismo sin la existencia de la Monarquía, pero seguramente también las clases adineradas y enriquecidas con la dictadura y otras parasitarias como son la Iglesia, el Ejército, los Cuerpos de Seguridad, la Judicatura y todos cuantos colaboraron con Franco durante la dictadura no se hubieran ido «de rositas», como así fue. Tenemos el ejemplo de Portugal, que para hacer la transición no necesitó de monarquía alguna y ahora tiene una Constitución mucho más moderna y democrática que la española.
Por otra parte, nunca sabremos con certeza -porque se nos ha ocultado-, cuál fue la verdadera contribución de Juan Carlos a esa «transición modélica», ni tampoco el papel que jugó en el intento de golpe de estado de Tejero. De esa transición lo que nos queda claro, es que fue el dictador Franco quien nos impuso a Juan Carlos como monarca y una decisión tomada por un tirano no es de recibo en un estado democrático. A la muerte de Franco, la «transición política modélica» no fue tal y tampoco fue pilotada libremente por los partidos democráticos. Las presiones y coacciones de los aparatos de la dictadura, de la CIA americana y de la socialdemocracia alemana de Billy Brand, fueron continuos y determinaron el rumbo de la misma. No se entiende toda la corrupción política (vergüenza de Europa) que estamos soportando en el Estado Español, de no ser por aquel modelo que impuso la transición. De «aquellos polvos vienen estos lodos».
También nos asegura Diario de Navarra que «debe haber una presunción de inocencia», gracias a la grandeza del Estado en que vivimos«. Hombre… esa grandeza debería pasar por el refrendo en las urnas de la legitimidad de la Monarquía, cosa que nunca ha ocurrido. En las memorias del difunto ex presidente Adolfo Suarez, comentaba éste que a la muerte de Franco el Régimen había hecho sus encuestas y les salía que la ciudadanía pasaba de Monarquía y prefería la República. Naturalmente esa fue la razón por la que no se votó tal posibilidad de elección.
También aseguraba DN que «Juan Carlos tiene derecho a la presunción de inocencia». Debería haberla tenido durante su reinado, lo que habría significado que no hubiera sido inviolable y por tanto con posibilidad de ser juzgado por sus fechorías… Pero todo estaba «atado y bien atado» para que esto no ocurriera.
Después del bochornoso espectáculo que nos ha dado el Rey emérito Juan Carlos con su indigna huida, viene a la memoria cuando Diario de Navarra tratada de dar de él una imagen de monarca campechano, cuando éste dijo que «los espárragos de Navarra era cojonudos…»