Chon Latienda: La caza asesinos

No por reiterativa, deja de sorprender Chon Latienda con las peroratas que escribe en el Diario de Navarra. Esta vez obsequia a la clientela con un mensaje plagado de una fascistoide toxicidad capaz de tumbar al más animoso.

Se trata de un artículo publicado en el ejemplar correspondiente al 12 de noviembre, bajo el estridente título de “Un asesino en el Consejo de Sunsundegui”.

Tras quien firma como “comentarista política” (porque su currículo académico o profesional no da para nada más), en realidad se esconde una alcahueta de taberna que escupe su hiel y su fétido aliento sobre todo lo que le parece progresista, abertzale o de izquierdas. De hecho abandonó las filas de UPN donde no se encontraba cómoda, tal vez necesitada de una definición política más clara y contundente con el ideario que vertebró el glorioso alzamiento fascista de 1936.

Comienza su diatriba afirmando que, desde que los “autodenominados gobiernos progresistas tomaron las riendas del Gobierno de Navarra, los desatinos de Sodena han sido sonados”. Pasando a referirse a los casos Davalor, Vectia y al de la compra de mascarillas durante la pandemia.

La desfachatez de esta “rompe plumas” llega a extremos inverosímiles. Por supuesto que son criticables y denunciables esos casos de mala gestión por parte de una empresa pública como es Sodena. Pero si vamos a ponernos en plan de denunciar irregularidades, no se puede pasar por alto las que se cometieron bajo el mandato de UPN, que fueron para dar y tomar por abundantes y por la cantidad de fondos públicos perdidos. Por citar algunos ejemplos:

La compra de acciones de Iberdrola en 2005 y su posterior venta en 2014, con perdida de 19,6 millones de euros; la compra de coches antiguos a una conocida familia cirbornera por valor de un millón de euros; perdida de 8,5 millones de euros en las inversiones en la empresa Caviar Per Sé; un millón de euros invertidos en la empresa Natural ClimateSystems; suscripción de 2.529.540 euros al capital de la empresa Noi Navarra, que quebró en 2005; inversiones de 63,5 millones de euros en Senda Viva; Sistema Solares, un millón de euros; empresa Tenaria, 7,6 millones; Fondetursa, 1,2 millones; Compañía Tecnológica de Corella, 2,1 millones; Ingeniería Adaptada, 6 millones; Digna Biotech, 2 millones….

Por supuesto que Sodena no es un ejemplo de buena gestión de fondos públicos, pero señalar con el dedo acusador exclusivamente a los gobiernos de Uxue Barcos y de María Chivite, sin hacer una mínima mención a la nefasta gestión de los gobiernos de Miguel Sanz y Yolanda Barcina, no es más que un ejercicio de filibusterismo periodístico.

Pero donde la Chon alcanza el sumun de la inmundicia, es cuando acusa, así tal cual, de que en el actual Consejo de Administración de la empresa Sunsundegui, participada por Sodena (de ahí el hilo del panfletillo), se sienta un asesino. Y no se contenta con esa afirmación, sino que cita nombre y apellidos.

Lo que no dice la churretera, es que se trata de una persona propuesta por la parte social de la empresa, es decir de los trabajadores y trabajadoras que poseen el 39 por ciento de las acciones de la empresa. Y que es un abogado en ejercicio. Es decir que es una persona con todos sus derechos intactos, que salió de la cárcel en 1996.

El artículo 25.2 de la Constitución española establece que las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social. En el mismo sentido la Ley Orgánica 1/1979, de 26 de septiembre, General Penitenciaria, incide en su artículo primero en que el fin primordial de las instituciones penitenciarias es la reducación y la reinserción social de las personas sentenciadas a pena y medidas penales privativas de libertad.

Lo que significa que, lo que para Chon Latienda es una “ignominia y mayor indecencia”, en la realidad es un ejemplo de cumplimiento de los fines a los que se refiere el ordenamiento jurídico. Pero todo esto le resbala a la fustigadora Latienda, porque pasa olímpicamente de lo que diga la Constitución y las leyes, y lo único que le mueve es el odio a todo lo que no cuadre con sus estrechos parámetros ideológicos y a su entronizado espíritu revanchista.

Lo abyecto es arremeter contra una persona con todos sus derechos intactos, que está ejerciendo un cometido profesional como representante en un Consejo empresarial de la parte social. Esa persona no ha sido propuesta por Bildu, como deja caer la aprendiz de gacetillera, sino por las personas empleadas de Sunsundegui.

Nadie en su sano juicio puede rasgarse las vestiduras por esto, porque supone objetivamente un beneficio para la sociedad. Por el contrario, la afirmación de que en el Consejo de Sunsundegui hay un asesino, es una grandilocuencia, una frase rimbombante, demagógica, preñada de maldad, que no guarda ninguna relación con la realidad. Fruto de una mente enfermiza, anclada en los principios del glorioso movimiento nacional, por Dios, por la Patria y por el Rey.

Si aplicase la misma regla a otras personas e instituciones debería dejar de mandar sus libelos al Diario de Navarra, colaborador necesario y portavoz de los asesinos genocidas del golpe fascista de 1936 y de la posterior dictadura franquista. Pero pedirle coherencia a una necia es como rezar a santa Rita o a san Judas Tadeo, patrona y patrón, respectivamente, de los casos imposibles y causas perdidas: no sirve para nada.